jueves, 25 de octubre de 2018

LEYENDA DE LA LAGUNA CUZCACHAPA


LA LEYENDA DE LA TAMALERA

Pocas personas conocen la laguna de Cuzcachapa y sus leyendas. Algunos,  la han encontrado por error en los rincones de Chalchuapa. 


Se destaca el "toque de misterio" que rodea este "espejo de agua de menos de un kilómetro de tamaño", como él mismo la describe. Se dice que una cueva de este lugar conecta con el Tazumal y Casa Blanca. 

Pero eso no es todo, el viajero nos narra la leyenda de una mujer que salía de la cueva a las doce de la medianoche a vender tamales de pescado. Hay quienes creen que todavía se aparece. Dicen que envuelve los tamales con piel humana. 

Ella en un tono agudo decía: ¡Tamales de pescado! Siempre tenía un sitio específico de donde salía: del lado de la cueva. Usaba la piel de las personas para envolver los tamales, sus entrañas como relleno y los huesos para avivar el fuego.

Otra leyenda es la siguiente:

LOS ENAMORADOS DE LA LAGUNA


Una hermosa tarde, en la que las aves que habitaban la laguna deleitaban con su canto a una joven pareja; sentados a la orilla se dejaban acariciar por la suave brisa que pasa entre los árboles que los rodean; se trataba de una linda princesa de la tribu que pobló estas tierras hace muchos años, con hermosos ojos negros al igual que su cabello, de piel morena y una sonrisa que iluminaba su camino; eran muchos los que apreciaban su hermosura, pero había alguien quien había decidido entregarle su corazón a ella;  él era un humilde indiecito que se dedicaba a tareas sencillas, y poco a poco fue ganándose la simpatía de la princesa, por lo que todos los días se encontraban en este mismo lugar, a las orillas de la laguna, ahí platicaban y compartían alegremente, aunque esto lo hacían a escondidas del Cacique, quien era el padre de la princesa; ya que él estaba en contra que su hija se enamorara de un plebeyo; por esta razón, tanto la princesa como el indiecito hacían constantes ofrendas a sus dioses, para que los favorecieran con el permiso del Cacique para poder estar juntos.

Pero estas ofrendas y sus ruegos parecían no tener eco en aquellas divinidades, ya que el cacique castigaba constantemente a su hija, prohibiéndole que se viera con aquel humilde indiecito, y a este lo comenzó a perseguir, con el único fin de impedir aquella relación; debido a esto el indiecito tuvo que alejarse de ella; pero en cada uno no obstante las limitaciones el amor crecía, pero al igual su tristeza al no poder estar juntos.

Un día, al ya no saber nada de su amado; la joven princesa decidió enfrentar a su padre y decirle que ella quería ser esposa del indiecito, de esta manera, ya no lo perseguirían mas; pero  el Cacique se negó rotundamente, le dijo que esa relación no tenía por qué ser, que ella era una princesa, nada tenía que ver con el humilde indiecito, ya que los dioses enviarían a un príncipe de otra tribu para que fuera su esposo, y  así crecería el poderío de Chalchuapa; la princesa y el cacique guardaron silencio un minuto; luego él le dijo que además sus guardias  habían matado al indiecito hace días cuando el trataba de huir, esto, le rompió el corazón a la joven princesa, ella no sabía qué hacer en ese momento, no aguantaba el dolor y el enojo por lo que su padre la había dicho, pero igual, lo tenía que respetar y no le quedo más que salir corriendo; el cacique no la siguió, dejo que corriera; ella se dirigió a la laguna, el lugar en donde fue tan feliz con su amado, y el único lugar en el que sus lagrimas parecerían pequeñas; se quedo ahí, sentada llorando a la orilla de las aguas en donde caían sus lagrimas; ahí paso toda la noche.

Al día siguiente el cacique mando a traer a su hija; pero su sorpresa fue grande y devastadora,  nunca se imagino que la encontrarían muerta a la orilla de la laguna, con sus manos a la altura de su corazón roto; “murió de tristeza” mencionaban los ancianos de la aldea, todos estaban tristes, mujeres, niños, todos; a los días del fallecimiento de la princesa el humilde indiecito logro regresar a Chalchuapa, lo primero que paso por su mente al enterarse de tan trágico desenlace  fue ir a la laguna; se interno en sus aguas y justo en el medio de estas rogó a los dioses se lo llevaran para estar siempre junto a su amada; en ese momento las aguas de la laguna comenzaron a turbiarse, pareciera que todas las lagrimas derramadas por la princesa cubrieran la superficie de la laguna, repentinamente estas se tragaron al indiecito.-  Así contestaron los dioses su ruegos; les permitieron estar juntos por siempre en el mas allá en donde nadie los molestaría; es por eso que desde ese entonces las parejas enamoradas suelen ir a caminar a la orilla de la laguna, como un santuario en el cual tanto la princesa como el indiecito cuidaran de ellos, y si vemos por las tardes que las aguas comienzan a turbiarse, muchos dicen que es el recuerdo de las lagrimas de la princesa.

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